En un mundo en el que cada vez somos más conscientes del impacto de nuestras actividades en el medio ambiente, las personas y la comunidad, las organizaciones no lucrativas, que históricamente han velado por estos intereses, se alzan como grandes referentes y modelos a seguir, y tienen una gran oportunidad de mostrar su compromiso y mejorar su sostenibilidad –económica, social y ambiental-.
Medir y comunicar lo que se está haciendo es imprescindible para las entidades del tercer sector. Especialmente ahora, en un entorno empresarial donde los clientes premian a aquellas empresas, sociales o no, que hacen bien las cosas y tienen un impacto positivo. Tener una estrategia de sostenibilidad clara hoy en día es esencial para ser responsables y las entidades tienen ya mucho trabajo realizado.
Sin embargo, la finalidad no justifica los medios. Y la medida del impacto de las actividades para conseguir la finalidad de las entidades, de gran valor, es también imprescindible. ¿Cuántas emisiones de CO2 emiten las oficinas? ¿Existe una política de movilidad sostenible? ¿Existe una política de compras responsable? ¿Se utilizan energías renovables? ¿Existen planes de medida y reducción de emisiones o agua? ¿Cómo es la gobernanza? ¿Los salarios de los y las profesionales son los de mercado? ¿Se habla de finanzas éticas? ¿Cómo se vela por el bienestar de los públicos internos? ¿Cómo se colabora con el entorno más allá de su propio objetivo?
Seguramente hay muchas cosas que mejorar, ¡pero vale la pena! Hacer bien las cosas, está en la esencia de las entidades del tercer sector. No debe verse como una carga de trabajo más, sino como una oportunidad para hacer la entidad más prospera y sostenible a lo largo del tiempo.
Irene Borràs Garrido, consultora en CAUSES
Drac Garcia Palacios, consultor en Sostenibilitat3