Que el tiempo no sea una excusa

Termina el año y es momento de mirar atrás… pero sobre todo de mirar hacia delante. El día a día de las entidades está lleno de urgencias: proyectos que no pueden esperar, recursos que siempre parecen insuficientes, mil tareas que reclaman atención. Y, en medio de este ritmo, a menudo dejamos de lado lo esencial: pensar, diseñar, mejorar.

Planificar no es un lujo, es una necesidad. Dedicar tiempo a la dirección y gestión es invertir en la misión, en la sostenibilidad y en la capacidad de impacto. Que el tiempo no sea una excusa: reservar espacios para reflexionar es lo que nos permite avanzar con sentido y no sólo apagar fuegos.

Por eso, te proponemos una pregunta clave:

¿Qué tiempo dedicaremos a pensar y planificar en 2026?

No la dejes en el aire: ponla en acción. ¿Cómo? Primero, reserva espacios fijos en el calendario (por ejemplo, dos horas al mes) y trátalos como una reunión inaplazable. Segundo, marca objetivos claros para cada sesión: revisar el plan estratégico, analizar resultados de comunicación, diseñar una campaña. Tercero, utiliza herramientas visuales como mapas mentales o canvas estratégicos para ordenar ideas. Cuarto, da protagonismo a la comunicación: pregúntate siempre ¿cómo lo explicaremos? y trabaja con un calendario editorial para conectar con socios y donantes. Quinto, hazlo participativo: recoge ideas con el equipo o voluntarios. Y, finalmente, cierra con un compromiso concreto: escribe qué acción harás antes del próximo mes y compártela con tu equipo.

Porque el futuro de las entidades no se construye con prisas, sino con estrategia. Y esa estrategia empieza dedicando tiempo a pensar.